Opinión: Si bien este tipo de libro tiene un patrón que reconozco de lejos, de tanto en tanto me gusta leerlos porque sé me que voy a la segura con esos personajes sufridos (unos más dañado que otros), buenas ambientaciones y las ganas que dejan de viajar y conocer distintos lugares. Este ultimo punto me ha pasado con los dos autoconclusivos y una bilogía que le he leído a la autora, y es que amo sus ambientaciones sencillas, pero atrapantes.
La manera en que Alice te muestra esos personajes que temen dar pasos en la vida, ya sea por simple temor, trauma y demás, sólo en uno de sus libros me molestó, en el resto me pareció bastante cercano. Esa cercanía sentí con Grace y Will, sobre todo con él porque cuando uno o una la caga hasta el fondo te cuestionas el seguir y/o cómo seguir. El viaje interno de ambos personajes me gustó mucho, más en el caso de Grace, lo sentí bastante completo e imagino que fue precisamente por el mapa de los anhelos. Reconozco que amo leer cuando los personajes van creciendo y superando sus trabas autoimpuestas.
Respecto al tema del duelo, y pese a terminar el libro cuando yo estoy pasando por eso, me generó bien poco, no sé si porque en cualquier momento no me habría llegado o porque al verlo desde la propia perspectiva no es lo que necesitaba leer, como sea lo encontré normal, ni mal o bien abordado. Lo que sí me hizo sentir algo más fueron las situaciones que involucraban al abuelo y claramente a Lucy.
De los cuatro libros que he leído de Alice puedo decir que este es mi segundo en la lista, el primero sigue siendo El día que dejó de nevar en Alaska, lo que quizá cambie cuando lea El chico que dibujaba constelaciones (he visto que gusta mucho).
Abrazos.
Pauli.
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